Las elecciones del domingo dejan un escenario político muy interesante, tanto en las Pitiüses como en el contexto balear; un escenario que, de momento, se ha cobrado la primera víctima, el presidente del PP ibicenco, Vicent Serra, al que lo más probable es que le sigan otros. Al margen de las mayorías absolutas del PP en Santa Eulària y Sant Joan, y la de GxF en Formentera, harán falta pactos de gobernabilidad que sean duraderos y, además, que sean responsables. La prueba de fuego se producirá en el Consell d’Eivissa, la institución más importante de la isla. Todo parece indicar que el PSOE y Podemos podrán formar una mayoría y enviar al PP a la oposición. El pacto se formará previsiblemente en las próximas semanas, si bien ahora los dos partidos se toman unos días para reflexionar y plantear las estrategias de futuro. Pase lo que pase, como ya se ha defendido desde este diario, el nuevo gobierno debe aplicar políticas responsables y no gestionar para unas minorías.

Reflexión en el PP. El PP también deberá afrontar ahora una profunda reflexión interna. Más allá de dimisiones, deberían darse cuenta de que ha faltado un poco de cintura política en algunos casos. En clave interna, Serra no ha sido capaz de buscar consensos y superar las desavenencias del pasado congreso. Un partido que acude desunido a unas elecciones tiene más riesgo de perder que otro, aunque anteanoche Serra apelaba a los problemas autonómicos para justificar la pérdida de la mayoría absoluta de la que disfrutaba desde 2011. Algunos dirigentes de su partido, los verdaderos triunfadores de estas elecciones, deberían empezar a dar un paso al frente y recoger el testigo.

El lastre de Bauzá. El PP ha sufrido un cúmulo de desaciertos, algunos insulares, otros locales, pero muchos autonómicos y nacionales. El conflicto educativo fue nefasto para los intereses del PP, como se ha demostrado en las urnas, y los recortes no se han explicado bien a los ciudadanos. Ni la próxima puesta en marcha de la radioterapia en Eivisa ni la apertura del nuevo Can Misses han supuesto un respiro para las aspiraciones de los populares. El ruido y el conflicto han superado la gestión, que en algunas parcelas ha sido más que notable.