El presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, se descolgó el lunes con unas declaraciones más que precipitadas sobre el tratamiento de residuos. Ensenyat anunció que la planta incineradora quemaría la basura de Menorca y Eivissa para poder así rentabilizar la instalación y no tener que subir el recibo a los ciudadanos de Mallorca. Esta propuesta sustituiría a la exportación de residuos desde Italia e Irlanda, que fue tan criticada por los partidos que ahora están en el poder. Increíblemente, ahora la apuesta es transportar residuos de las otras islas, lo que se supone que, desde el aspecto medio ambiental debe ser tan nocivo como la basura que producen en otros países.

Sin consultar. La propuesta del Consell de Mallorca se planteó a la ligera y sin consultar al Consell d’Eivissa. Ayer mismo, el conseller de Medio Ambiente ibicenco dejó claro que el traslado de los residuos de Eivissa (y también de Formentera) hasta Mallorca era la última opción, entre otras cosas porque supondría multiplicar por tres el recibo que los pitiusos pagan por el tratamiento de residuos, un coste político y económico que el nuevo gobierno del Consell, lógicamente, no quiere asumir.

Autonomía. Debe de tener alguna explicación que un político experimentado como Miquel Ensenyat hable en nombre de Eivissa sin tener competencias en la isla. Entendemos, como el propio Ensenyat ha declarado, que la incineradora es una «patata caliente» que tiene que gestionar su gobierno, pero esa patata caliente ya lleva en marcha casi dos décadas y Ensenyat sabía perfectamente dónde se metía. Criticar el transporte de residuos desde el extranjero y ahora pretender exportarlo desde Eivissa y Menorca es, cuanto menos, incoherente a tenor de lo dicho por los políticos que hoy gobiernan el Consell de Mallorca durante muchos meses. Sin embargo, lo más grave es que el Consell de Mallorca, su presidente, pretenda dirigir la política de residuos de los ibicencos. Suponemos que habrá sido por falta de experiencia, o por precipitación, pero deberemos recordarle que aquí hay unas instituciones que son las que deciden las políticas de residuos, no Mallorca.