El primer contacto del nuevo Govern con el sector turístico, por medio del responsable del departamento y vicepresidente, Biel Barceló, se escenificó con la entrevista con la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, Inma de Benito. El detalle fue un reconocimiento explícito a la importante y trascendencia del papel de los hoteleros en la que es sin duda la principal industria de Balears, además de significar la apertura formal de un diálogo imprescidible para dar a conocer los diferentes puntos de vista sobre la política turística que se quiere llevar a cabo durante los próximos años. Barceló es consciente del peso económico e intereses de todo tipo que representa la Federación, razón de más para imponer sensatez y firmeza en las decisiones.

Discrepancias inevitables. La oposición de los hoteleros a la aplicación de un tributo como la ecotasa ya era conocida de antemano –ningún sector aceptará de buen grado un incremento de la fiscalidad–, pero ello no debe significar la ruptura de la comunicación y del acuerdo en el proceso de implantación cuyo último efecto no debe ser, bajo ningún concepto, la pérdida de competitividad de las Islas como destino turístico. Barceló es consciente de que no puede renunciar a la implantación de una de los compromisos más emblemáticos del Govern actual, pero es preciso actuar con cautela y determinación para garantizar el éxito de la medida.

Cambios en la Ley. Tan o más trascendente que la ecotasa para el futuro del sector hotelero de Balears son los cambios en la Ley General Turística, un texto que impulsó el exconseller Carlos Delgado para satisfacer las exigencias de los empresarios que se comprometían a mejorar sus establecimientos. El impacto económico es muy importante –más de 300 millones de inversión anual–, pero cabe preguntarse, también, por los costes urbanísticos que implican los incrementos de edificabilidad. Aquí el diálogo también es imprescindible.