El espectacular incremento en la solucitud de visados para construir o rehabilitar viviendas en Balears el primer semestre de este año coincide con el temor de los empresarios del sector a una victoria de la izquierda, que podría suponer un endurecimiento de la normativa con el consiguiente incremento de las trabas institucionales. Es lógica esta preocupación porque durante el primer Pacte de Progrés (1999-2003) tanto el Govern como el Consell aprobaron sendas moratorias urbanísticas. La presencia de Podemos incrementó aún más esta sensación de incertidumbre.

Los tiempos han cambiado. No obstante, la situación actual es muy diferente a la de hace tres lustros. El sector de la construcción, que ha vivido épocas de euforia casi indescriptible, ha sido el más perjudicado por la presente crisis. En la actualidad, es lógico que las instituciones, aunque estén gobernadas por la izquierda, no se enzarcen en más y más prohibiciones, sino que aporten oxígeno al mercado siempre que éste se reconduzca básicamente a las rehabilitaciones y a la edificación en zonas que no dañen el paisaje. Eso significa muchos puestos de trabajo y reactivar la economía, siempre dentro del equilibrio. Desde la racionalidad, nadie sale perjudicado por un crecimiento comedido de la construcción.

Ganas de posicionarse. Esta acción aparentemente temerosa de los empresarios en el primer semestre contiene también un aspecto altamente positivo. El incremento de los visados no ha de entenderse sólo como una actitud oportuna para garantizarse una licencia. Indica optimismo. Unas evidentes ganas de invertir vuelven a latir en un tejido productivo, que detecta cada vez con más fuerza los firmes latidos de la recuperación. Prueba de ello es que vuelven los movimientos para posicionarse y conseguir visados que pueden convertirse pronto en realidades. La izquierda debe tomar buena nota, porque la recuperación es tarea de todos y es vital para el conjunto de la sociedad.