Los dirigentes de Podemos y Guanyem remitieron ayer un comunicado en el que informaban de que no acudirán a los actos de Sant Ciriac que se celebran el próximo 8 de agosto. No asistirán, conviene precisar, a los actos religiosos, pero sí a los civiles. De esta manera, los dirigentes de Podemos y Guanyem defienden su libertad religiosa y recuerdan que las instituciones son aconfesionales y, por lo tanto, entienden que ellos, que representan al Consell, no tienen que asistir a los actos relacionados con la Iglesia Católica.

Una falta de respeto. Al margen del papel de las instituciones y lo que diga la Constitución, no acudir a un acto al que han sido invitadas las primeras autoridades de la isla supone una falta de respeto muy grave, sobre todo si tenemos en cuenta que son los miembros del gobierno que representan a todos los ibicencos. Los dirigentes de Podemos y Guanyem, tan aficionados a erigirse como representantes del pueblo sin que los votos, ni mucho menos, ratifiquen este supuesto apoyo popular, deberían saber que ellos, al menos durante cuatro años, representan a la institución, a los ibicencos, y que su ideología y religión queda en un segundo plano. Se llama sentido institucional. La institución está por encima de ellos y de su propio partido. Por supuesto que tienen libertad personal, la misma que ejercieron, entendemos, cuando acudieron a la fiesta del fin del Ramadán, invitados por la comunidad musulmana. Nada que decir, pero si no tuvieron inconveniente en ir al fin del Ramadán, ¿a qué viene el desprecio que le hacen ahora a la Iglesia Católica?

Abrir una polémica innecesaria. Al margen de sentimientos religiosos, está claro que el Consell d’Eivissa no puede generar estos debates, tan estériles e innecesarios. Hay problemas mucho más importantes para que los dirigentes de estos partidos, socios del PSOE en el Consell, se dediquen a redactar comunicados, a justificarse, cuando nadie les ha preguntado ni les ha cuestionado sus sentimientos religiosos. Los ciudadanos simplemente quieren que hagan una buena gestión, pero sobre todo que gobiernen para todos, no solo para los que piensan como ellos.