La capacidad de los servicios que prestan los aeropuertos de Balears está desbordándose, en especial durante los fines de semana cuando el tráfico de pasajeros y equipajes alcanza niveles excepcionales. En las jornadas con puntas de demanda, muy habituales en esta temporada turística, la carga laboral de los trabajadores supera los límites razonables debido al modelo de gestión que ha impuesto AENA –Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea–, basado en una externalización que supedita la rentabilidad económica a la calidad y exigencia de un servicio público. La situación explosiva requiere una reacción inmediata para desactivar un conflicto serio en las principales puertas de entrada de visitantes de las Islas.
Falta de control. La subcontratación de empresas, de la que AENA abusa en los tres aeropuertos de Balears, requiere, para que no se pierdan unos mínimos niveles de calidad, una tutela permanente por parte del órgano gestor de los aeropuertos. La situación que denuncian los usuarios y sindicatos dejan de manifiesto que no es así. Desde que AENA cotiza en Bolsa, el criterio del beneficio empresarial se impone sobre la exigencia de unos ratios no sólo en la tiempo de respuesta a la demanda, muy importante en aspectos como el handling o la atención de las aeronaves en las plataformas, también debe incidirse sobre la calidad. Y para ello no puede faltar la supervisión de las condiciones laborales en todos sus extremos, el papel de AENA no puede limitarse al cobro de los cánones, no en balde los aeropuertos insulares están entre los más rentables del Estado.
Aplicar soluciones. AENA debe reaccionar de inmediato si quiere resolver la crisis que está en ciernes, entre otras razones porque no puede encubrir los abusos laborales que pueden cometer algunas de sus subcontratas. Además, hacerlo con eficacia será una manera de demostrar que la cuestionada privatización no fue un error. Cambiar el modelo de gestión de un servicio público, como es el caso, no puede alterar su calidad; ni para los usuarios ni para los trabajadores.
2 comentarios
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Entre los precios que Aena paga a sus subcontratas, y que estas subcontratas son unas carroñeras que exprimen al máximo cualquier céntimo que puedan sacarle al trabajador, nos encontramos con titulados o puestos de responsabilidad trabajando por menos de 700 euros mensuales, puestos sin los cuales el aeropuerto no funcionaría. La situación es insostenible, demasiado está durando sin que pase nada.
La isla entera está colapsada; la capacidad de los servicios está desbordada, la carga laboral de los trabajadores de todo el sector turístico supera los límites razonables. La sociedad ibicenca debe reaccionar de inmediato si quiere resolver la crisis que está en ciernes. ¿por qué centrarlo sólo en los aeropuertos?