La comisión de seguimiento del pacto puso sobre la mesa la polémica suscitada en las últimas semanas por algunos nombramientos de asesores del Govern, cargos de confianza y muy bien remunerados en los que han pesado más las afinidades ideológicas que la competencia y preparación para el desempeño de sus funciones. La cuestión ha generado las primeras muestras de desconfianza en el seno de la coalición gubernamental, PSIB y Més, con su socio parlamentario, Podemos. Ayer, desde el Consolat de la Mar se hicieron públicos los currículums de los últimos nombramientos como gesto destinado a suavizar la tensión actual.

Los criterios. La cuestión central del tema es la ausencia de criterios en la designación de los asesores, donde a la vista de determinados nombramientos todo indica que se han realizado al margen de unas exigencias mínimas de competencia laboral o, por decirlo de otro modo, se han exagerado sus valores ‘políticos’. Cualquier alto cargo pretende rodearse de personas de su confianza, incluso en áreas técnicas, una dinámica que tiene que ser restringida al máximo en favor de la utilización de los recursos propios de la Administración que cuenta con excelentes profesionales. En todo caso, siempre debe imperar la competencia y la transparencia en estas contrataciones

Más diálogo. Las suspicacias generadas con estos primeros nombramientos del Govern con su socio exterior, Podemos, revela la necesidad de darle fluidez a la comunicación entre las tres formaciones que integran el pacto. De lo contrario quedará resentida, más pronto que tarde, su imagen ante la opinión pública, además que resquebrajar la imprescindible cohesión que necesita la labor del Govern durante los próximos años. La designación de determinados asesores han sido rotundos errores de bulto que han podido ser rectificados, otros han tenido que ser justificados. Esta dinámica no es la apropiada en el futuro, por eso es necesario definir una política de nombramientos.