El Govern ha anunciado, por fin, cómo piensa recaudar la ecotasa. Se cobrará en los establecimientos turísticos, igual que la ecotasa que fracasó hace más de diez años. Para endulzar la medida, el Ejecutivo ha anunciado una regularización de los pisos para turistas, pero estos anuncios no acaban de convencer a los hoteleros. La patronal ibicenca ya ha anunciado que se opone frontalmente a la aplicación de un nuevo impuesto turístico, que se aplicaría a partir de 2016. Igual que en el primer Pacte, los hoteleros deberán ser los que recauden en sus establecimientos el nuevo impuesto, que teóricamente debe servir para potenciar proyectos medio ambientales y modernizar zonas turísticas degradadas.

Sin consenso. El Govern de Francina Armengol ya ha incumplido una nueva promesa y apenas lleva un mes y medio en el poder. Dijo que pondría en marcha un nuevo impuesto por consenso pero, a la vista de las declaraciones del vicepresidente, Biel Barceló, es imposible que los hoteleros acepten este nuevo tributo que pagarán los turistas. Ahora, Biel Barceló dice que el impuesto no se puede cobrar en puertos y aeropuertos por un problema técnico. Resulta difícil de creer que Barceló no supiese en la primera reunión con los hoteleros que este sistema de recaudación era inviable.

Repetir errores. Este nuevo gobierno de izquierdas parece que no ha aprendido del pasado. La ecotasa que se creó en el primer Govern de Antich (1999-2003) fue un rotundo fracaso. Llegaron menos turistas a las Islas, no se recaudó el dinero previsto y algunas de las adquisiciones que se hicieron con el dinero de la ecotasa fueron un auténtico escándalo. Basta recordar unos terrenos en Son Serra de Marina (Mallorca) que no tenían ningún valor ya que su propietario no disponía de ningún derecho urbanístico. También se compró un edificio en ruinas en el centro de Palma que sigue en su estado natural. La rehabilitación es inasumible para las arcas autonómicas. A pesar de estos precedentes, el Govern de Armengol quiere repetir el error de Antich. Será, a la vista de la reacción de los hoteleros, una legislatura bastante conflictiva.