El conseller responsable del área de Vivienda, el ibicenco Joan Boned, protagonizó el miércoles una rueda de prensa en el Consell d’Eivissa que introdujo más confusión al debate sobre los pisos turísticos. O no se explicó bien o se le interpretó mal, pero conviene no confundir a los ciudadanos y no crear falsas expectativas a todas aquellas personas que no encuentran un piso para alquilar todo el año. Boned dijo -o al menos eso se trasladó- que se aplicarían medidas fiscales para aquellos pisos que se alquilen todo el año, lo que de facto supone castigar a los propietarios que solo rentan su vivienda en temporada. Al igual que ocurrió con el primer Pacte de Progrés, aquél que gobernó entre 1999 y 2003, se intenta dar a entender que habrá un castigo fiscal para las personas que tengan sus pisos vacíos en invierno. Y eso es imposible.

Confusión. A priori, la idea sería castigar a aquellas personas que quieren alquilar su vivienda solo en temporada. La idea es buena, razonable, pero ¿hay mecanismos legales para conseguirlo? La propiedad privada es sagrada y tienen que producirse solo causas de interés general para poder actuar. El propietario de una vivienda puede tener su casa vacía el tiempo que quiera mientras pague sus impuestos o cumpla con la comunidad de vecinos. Es decir, puede tener la casa vacía, acudir solo una tarde a la semana, o ir a hacer la siesta los domingos. Ni el Govern puede hacer nada ni el Consell d’Eivissa, tampoco.

Regulación. Es evidente que el problema de la vivienda tiene que resolverse, que la estacionalidad de los alquileres es un hándicap para la isla, sobre todo porque muchos trabajadores no vienen a Eivissa al no encontrar casa. También es cierto que tiene que haber más control por parte de la Agencia Tributaria para encontrar a todos aquellos que no declaran sus ingresos. Sin embargo, las propuestas tienen que ser coherentes y hay que evitar crear falsas expectativas. Mucho nos tememos, como declararon ayer algunos representantes del sector inmobiliario, que el Govern no tiene claro lo que va a hacer. Y para evitar eso, lo mejor es no entrar en el terreno de la confusión. El conseller Boned seguramente conoce perfectamente el problema, pero no puede participar en confundir sobre un tema que es de vital importancia para Eivissa.