Esta semana el Ayuntamiento de Eivissa ha escogido la empresa que, salvo recursos de última hora, va a agestionar el servicio de limpieza y de recogida de residuos de la ciudad durante los próximos diez años. La última vez que el consistorio licitó esta importantísima contrata –la que más presupuesto municipal se lleva- fue hace más de veinte años, en 1994. Desde entonces, Vila ha sufrido numerosos cambios que han provocado que dicho contrato esté desfasado desde hace muchísimo tiempo.

Retraso. La población en la ciudad casi se ha duplicado y las tecnologías de ahora nada tienen que ver con las de hace dos décadas, por lo que la renovación de este servicio era urgente. En 2011 el equipo de gobierno del PSOE-Pacte liderado por Lurdes Costa dejó hecho el pliego de condiciones para adjudicación de una nueva contrata. Con la victoria electoral del Partido Popular la licitación quedó paralizada para que los nuevos gobernantes incluyeran los cambios que creyeran oportunos. Una decisión que, a toro pasado parece del todo equivocada, ya que se ha perdido una legislatura en la que la ciudad ha ido empeorando cada vez más en cuanto a suciedad se refiere. Una imagen indigna para uno de los destinos turísticos más punteros del mundo.

Necesidad. De entre todos los problemas de la ciudad de Eivissa, el de la limpieza es quizás el que más preocupa e indigna a sus habitantes, que año tras año han visto como sus tasas y contribuciones aumentaban mientras el servicio que recibían era cada vez más deficiente. Ahora, sin embargo, empieza a verse la luz al final del túnel en esta cuestión, y pese a que al actual equipo de gobierno del PSOE y Guanyem aseguran que este pliego de condiciones no es el mejor que podía presentarse, han considerado que no podía retrasarse más la puesta en marcha de la nueva contrata de limpieza. Ahora solo falta que los ciudadanos de Vila también den el do de pecho y no contribuyan a ensuciar más la ciudad de lo que está.