El incremento de 18,2% en el número de plazas que ofrecerán las compañías aéreas durante el próximo invierno en sus vuelos a Balears es una magnífica noticia, un anuncio que debe suponer el espaldarazo definitivo para consolidar la oferta creciente en las Islas durante la temporada baja. Durante los últimos años se han realizado importantes inversiones para mejorar el atractivo turístico de nuestro destino –el aumento de los hoteles de lujo de ciudad y rurales ha sido espectacular–, una dinámica muy vinculada a unos enlaces con la Península y las principales capitales europeas.

Romper la estacionalidad. Romper, de manera definitiva, la estacionalidad en la explotación turística de Balears es una de las grandes asignaturas pendientes que requería una conectividad aérea estable y atractiva. Durante décadas, salvo contadísimas excepciones, el final de la temporada estival suponía el cierre de la práctica totalidad de la planta hotelera y de la oferta complementaria –restaurantes, comercios, etc.–. La continuidad de los vuelos tendrá un importante impacto económico, no solo en el gasto que pueda derivarse de la prolongación de la demanda turística –siempre modesta respecto a los meses estivales–; también en lo que significa a mantenimiento y creación de puestos de trabajo.

Nuevos perfiles. El turismo invernal tiene un perfil propio, segmento en el que el empresariado de Balears tiene la oportunidad de dar muestras de ser igualmente competitivo que en la oferta más tradicional de los meses de verano. Más vuelos con la Península, pero también con Alemania, Reino Unido, Francia, Suiza y los países nórdicos abren un abanico de posibilidades que no debe ser desaprovechado. El éxito, y la continuidad por tanto, dependerá, en buena medida, de cómo se gestiona este nuevo flujo de visitantes; tarea en la que también es imprescindible la colaboración y el compromiso institucional. Una oportunidad única para estar a la altura de las circunstancias.