Los ciudadanos están llamados hoy a expresar en las urnas su apoyo a las diferentes formaciones políticas cuyos candidatos conformarán el Congreso y el Senado, una cita electoral de cuyo resultado dependerá quién y cómo se gobernará España en los próximos años. Habría que retrotraerse a los primeros años de la Transición para encontrar un ambiente similar al que ha precedido a estos comicios en los que se vaticina una gran participación, síntoma claro de que los resultados dibujarán un paisaje político muy diferente al conocido hasta hora en nuestro país.

Nuevas opciones. Tal y como ya ha quedado patente en las pasadas elecciones locales y autonómicas, celebradas el pasado mes de mayo, además de las grandes formaciones que han protagonizado la alternancia en España desde 1977, las opciones al electorado español se han diversificado respecto a las convocatorias anteriores. Esta noche se conocerá el alcance de la voluntad de cambio que desea el conjunto de los españoles, aunque la matemática que puedan imponer los pactos y alianzas postelectorales pueden acabar siendo elementos definitivos sobre la orientación del Gobierno. El peso de los partidos llamados emergentes se medirá en función de su capacidad de influencia en la gobernabilidad del país, todo un reto que permitirá medir el grado de responsabilidad y sentido de Estado de los nuevos gobernantes.

La voz de Balears. Aunque lo que está en juego hoy es el Gobierno de España, no cabe duda que la elección de los representantes que llegarán a Madrid en nombre de Balears, tanto al Congreso como al Senado, es trascendental para los ciudadanos de las Islas. Lograr que las aspiraciones políticas, sociales o económicas que tiene la sociedad balear tengan voz y apoyo en las instituciones estatales es básico. El balance obtenido hasta ahora en este sentido hay que admitir que es insatisfactorio en todos los órdenes. Quizá este domingo no sea una oportunidad perdida más para lograrlo.