Los nuevos gobiernos progresistas (Consell d’Eivissa y Govern balear) han impulsado una moratoria que impedirá construir en zonas ANEI en Eivissa y Formentera, y también se paraliza la amnistía para aquellas viviendas situadas en suelo rústico. La medida fue aprobada el viernes y estará en vigor en los próximos dos años, mientras el Govern de Armengol desarrolla medidas más concretas. La moratoria ha sido aplaudida por las fuerzas de izquierdas, por los ecologistas, mientras el avisa de que tendrá consecuencias en la creación de empleo.

Amnistía. La paralización de la amnistía de viviendas en suelo rústico tiene poco sentido ya que las casas ilegales no pueden derribarse. Están fuera de ordenación y así seguirán. Antes, con la normativa en vigor hasta hace unos días, podrían regularizar su situación tras el pago de las diferentes tasas. Ahora volverán el limbo legal. Nadie podrá tocarlas porque la irregularidad ya ha prescrito. La paralización, por lo tanto, tiene muy poco sentido ya que hubiese sido deseable que aflorasen estas viviendas y pagasen las correspondientes multas por haber construido sin permisos en su momento.

Otras medidas. Las medidas urbanísticas siempre seducen a la izquierda, sobre todo las prohibiciones. Nada que decir porque cualquier pitiuso quiere esta tierra y aprecia la protección del territorio, pero al margen de estas medidas hacen falta otras, que son mucho más urgentes. Por ejemplo, ayudar a los empresarios a que sigan creando empleo. No hacen falta pagar subvenciones, otro mecanismo tan querido por la izquierda, pero sí facilitar los mecanismos administrativos, por ejemplo. Hoy la burocracia sigue siendo un obstáculo demasiado grande para impulsar cualquier proyecto empresarial. Y crear áreas tecnológicas en Eivissa (sa Coma sería un excelente lugar, por ejemplo, como lo es el Parc BIT en Mallorca) para potenciar las empresas I+D, sin duda el futuro del sector empresarial. Se puede hacer política con prohibiciones, pero hacen falta más ayudas que potencien la economía.