El jueves, la Conselleria de Medi Ambient remitía un comunicado para informar sobre la campaña de eliminación de las cabras en es Vedrà. Los técnicos del Govern, escopeta en mano, eliminaron hasta medio centenar de cabras que, según los expertos, eran una amenaza para la flora autóctona del emblemático islote. Nada que decir sobre el objetivo de proteger la flora, pero sí es cuestionable, y mucho, cómo se ha hecho, con nocturnidad y alevosía, y ofreciendo muy poca información a los ciudadanos, que han reaccionado desde las redes sociales con indignación ante esta acción contra las cabras de es Vedrà.

Otros sistemas. No es opinable que hay que proteger la flora autóctona de es Vedrà, pero sí se puede criticar el sistema empleado. Además de matar a tiros a las cabras, los cadávares se han dejado en la isla. Esta forma de actuar no parece, ni mucho menos normal y además puede incumplir la Ley de Sanidad Animal. La Conselleria de Medi Ambient también hubiese podido sacar las cabras de es Vedrà y llevarlas a alguna finca de Eivissa. Atraparlas con trampas, dormirlas y, tras la cuarentena, que algún payés de la isla se hubiese hecho cargo de ellas.

Mala imagen. Como hemos dicho, nadie va a cuestionar que las cabras tuviesen que abandonar es Vedrà para proteger la flora autóctona, pero ha faltado mucha información. Tampoco ha ayudado el GEN, que en lugar de hacer tuits irónicos comparando las cabras de es Vedrà con el Toro de la Vega podría ayudar a esta labor didáctica. No todos los ciudadanos son biólogos o botánicos como los dirigentes del grupo ecologista. No todos los ciudadanos son expertos en flora autóctona, pero tampoco se puede evitar que muchos ibicencos (basta ver las redes sociales) sean sensibles antes este tipo de acciones. Precisamente esta sensibilidad en favor de los seres vivos es cada vez más habitual gracias a organizaciones ecologistas, que en esta ocasión no han estado a la altura de las circunstancias y su postura no ha sido comprendida por muchas personas.