Lamentamos mucho que todo un conseller del Consell d’Eivissa entienda que dar las informaciones que a él no le gustan sea «amarillismo». Tampoco hay que tener muy en cuenta el criterio periodístico del conseller Miguel Vericad, quien ayer decía que no quería debatir con «tabloides» y sí con periodistas. Tabloides, debería saberlo o alguien informarle para que no metiese la pata, está determinado por el tamaño de un periódico. Lo que no acabamos de entender es que Vericad se haya puesto en el punto de mira cuando él no decidió matar a las cabras de es Vedrà. Sin embargo, quizás por corresponsabilidad o por protagonismo político, el conseller de Medi Ambient del Consell ha decidido asumir como suya la decisión, no como los dirigentes de Podemos, que siguien cuestionando el método. Lo fácil, en este caso, es disparar contra los medios que han informado sobre la polémica decisión y no contra los propios compañeros de coalición. Tampoco estaría mal que la vicepresidenta de Transparencia del Consell diga si le parece bien que un miembro de su gobierno decida vetar a tres periodistas del Grupo Prensa Pitiusa.

Postura errática. Imaginamos que Vericad está preocupado y nervioso desde que sabe que más de 17.000 personas han pedido su dimisión en las redes sociales. Y no podemos olvidar que mañana hay una protesta por la actuación en es Vedrà. No son momentos fáciles, sin duda, pero esto es lo que tiene gobernar y tomar decisiones. A veces se entienden y otras no. A veces pueden explicarse y otras no. No vamos a ser nosotros tampoco los que valoremos las redes sociales, donde todo se magnifica y no hay ningún tipo de control. Esperemos que Vericad no nos responsabilice de lo que se escribe desde las redes sociales. Y hemos criticado desde el primer momento que algún energúmeno pueda amenazar de muerte al conseller de Medi Ambient.

Líneas rojas. Ahora bien, lo que no se puede es desde un cargo público perder las formas, arremeter contra periodistas simplemente porque no escriben lo que a él le gustaría. No solo en este diario se ha cuestionado el método empleado en es Vedrà. Miren otros diarios y leerán artículos en los que muestran su indignación por la matanza de es Vedrà. Imaginamos que, al igual que otros periodistas, podemos discrepar, criticar, como lo hemos hecho desde que iniciamos esta aventura periodística. Cuando este diario destapó el escándalo de los wasshapp en junio de 2014, ningún dirigente del PP se atrevió a vetar a periodistas por unas informaciones que no eran nada cómodas para los populares. De hecho, las noticias provocaron la caída de todo un gobierno. Por eso, y porque cumplimos con nuestra obligación, no aceptaremos estos desplantes. Definitivamente, Vericad ha perdido los papeles y debería plantearse su futuro político.