Se ha dicho que en el tema de la matanza de es Vedrà se han escrito algunas mentiras y medias verdades. Frente a la verdad absoluta, algunos medios parece que siempre nos situamos en la clandestinidad informativa pero, afortunadamente, el tiempo pone a cada uno en su lugar. Ayer publicamos una información que obliga a dar explicaciones y, si llega el caso, a exigir responsabilidades políticas. Los que acusan a este medio de «amarillismo» deberán explicar cómo es posible que un pastor ofreciese gratuitamente llevarse todas las cabras de es Vedrà y ni se contestó el ofrecimiento. Y cómo Miquel Vericad, que estaba informado de ello, le contestó que no era su competencia y hasta ayer decía que nadie se interesó por las cabras de es Vedrà.

Distintas versiones. Vericad asegura que se han contado algunas mentiras sobre el tema de es Vedrà. Así ha sido. En primer lugar, el gabinete de comunicación del Govern dijo que los técnicos tardarían dos o tres días en matar todas las cabras de es Vedrà. La matanza se produjo en unas seis horas. En segundo lugar, se dijo que se optó por matar a las cabras a tiro porque era el único sistema posible, un argumento que también defendió el conseller insular. Días más tarde, el argumento iba cambiando y ya no era la única alternativa posible. Se trataba, decían, de la más cara. En tercer lugar, se dijo desde el Govern que las cabras se morían de hambre y sed. Falso. Si hubiese sido así, las cabras hubiesen muerto en es Vedrà y no hubiera hecho falta el lamentable espectáculo ofrecido por la Conselleria de Medi Ambient. Además, en es Vedrà hay dos cisternas donde las cabras podían beber agua, además de la vegetación. También se dijo, y ahora se ha demostrado que es falso, que nadie se quería hacer cargo de las cabras. Los documentos que se publicaban ayer demuestran que era otra mentira y estaría bién que el Consell se pronunciase al respecto.

Mala gestión. El tema de las cabras es un ejemplo de mala gestión desde el primer momento, con un conseller insular que no ha sabido cuál era su papel y que ha callado cuando el conseller balear afirmó que los propietarios de es Vedrà eran bárbaros y caciques. Lamentablemente, tampoco el presidente del Consell, Vicent Torres, ha salido en defensa de los vedraners. También se esperaba alguna reacción del departamento de Transparencia del Consell cuando Vericad anunció el veto a tres periodistas de este grupo. En pocas semanas, el Consell ha sufrido dos protestas en contra, todo un récord. Los dirigentes progresistas que prometieron estar cerca de la gente, de escuchar y actuar en consecuencias, están batiendo todos los récords de protestas. Quizás sea un aviso, pero lo que no es posible es siempre las culpas a los demás y esconder la cabeza como las avestruces. Ha sido el segundo aviso.