La intervención de la presidenta del Govern, Francina Armengol, en el solemne acto del Dia de les Illes Balears, la primera desde que accedió al cargo, ha servido para conocer de primera mano las prioridades políticas de su mandato. En este sentido, el primer gran anuncio estuvo referido a un gran pacto social y político contra la violencia machista, una lacra frente a la que no cabe escatimar recursos para combatirla. Sin embargo, la iniciativa no dejó de ser un ejercicio más de voluntarismo en un tema sobre el que ya existe una gran sensibilidad en la sociedad. Se requeriría más concreción en la propuesta.

Más financiación. El otro gran acuerdo que planteó la presidenta tiene como objetivo la reclamación de un nuevo modelo de financiación y régimen especial para Balears, otra de las ideas que se repiten como un mantra legislatura tras legislatura, presidente tras presidente, pero sin que acaben de formalizarse iniciativas precisas para resolver este agravio. Armengol no ha sido una sorpresa. Añade su queja a las ya formuladas por sus predecesores en el Consolat de Mar –con independencia de su color político. El problema es de una trascendencia capital para Balears y ese pacto que se reclama merece más definición por parte de su principal promotora. Todas las ideas similares planteadas en el pasado acabaron en un rotundo fracaso debido, entre otras razones, a la sumisión política a los intereses de Madrid.

Más que las formas. Armengol reitera que las suyas serán unas formas diferentes de hacer política, basadas en el diálogo y el acuerdo, fórmula con la que pretende diferenciarse de la dinámica que impuso José Ramón Bauzá durante la pasada legislatura. Sin embargo, es el momento de que la presidenta logre transmitir que se está superando la etapa de los anuncios para entrar en el terreno de las realidades, de las soluciones que necesitan los ciudadanos de Balears; al fin y a la postre, los que deberían ser protagonistas del dia que se conmemora el Estatut d’Autonomia de 1983.