La última propuesta de Autoritat Portuària de Balears (APB) de crear un apeadero en es Martell para que los viajeros que viajan desde Formentera sin vehículo puedan desembarcar lo más cerca posible del centro de la ciudad de Eivissa es una buena muestra de la voluntad del ente portuario para contentar a todas las partes, aunque ayer el Consell d’Entitats de Formentera se manifestara en contra de esta opción. Unos cambios que a todas luces son necesarios.

Sin solución perfecta. De la reordenación del puerto ibicenco se lleva hablando varios lustros, sin que de momento se haya encontrado una solución que sea la óptima para todos los agentes implicados en la remodelación. El primer objetivo que se puso a la APB fue trasladar el tráfico de vehículos y, sobre todo, de grandes camiones del puerto antiguo a los muelles de es Botafoc para conseguir una zona de paseo para los ciudadanos de la isla y los numerosos turistas que visitan Eivissa. Años atrás, cuando se empezó a plantear el cambio de la estación marítima de los barcos que operan entre las Pitiüses, ya se planteó la opción de trasladarla a es Martell. Una alternativa que se descartó porque implicaba la vuelta del tráfico pesado a esta zona del puerto, por lo que se decidió ubicarla en los actuales muelles comerciales, una zona que los formenterenses consideran demasiado lejana para sus intereses.

Los comerciantes, contentos. Sin embargo, la solución planteada por la Autoritat Portuària implicará un mayor movimiento por el barrio de la Marina, una zona que en verano muestra su máximo esplendor pero que en octubre baja las persianas y se convierte en un páramo. Si en 2018 la propuesta de la APB se convierte en realidad, los comerciantes de esta zona histórica de la ciudad de Eivissa, lo agradecerán. Por otro lado, el ente que gestiona el puerto deberá hacer un esfuerzo para conectar con transporte público el muelle comercial con la ciudad, ya que esa zona queda bastante alejada del centro urbano.