El Ayuntamiento de Vila culminó ayer, de forma pacífica y muy rápida, el desalojo del barrio de Sa Penya. No hubo ni incidentes ni se vivieron apenas momentos de tensión entre las fuerzas de seguridad y los vecinos. Ya habían anunciado algunos de los vecinos de Sa Penya que se irían de forma pacífica. Y así fue. No era nada fácil culminar la tarea de desalojar el barrio, pero se hizo de forma impecable y, lo más importante, en pocas horas. Desde ahora, Sa Penya mira con optimismo su nuevo futuro. El barrio merece otro futuro. Y los ibicencos necesitan que Dalt Vila no tenga ni guetos ni zonas donde no se respete la ley a través de la venta de drogas.

Una decisión valiente. El desalojo de Sa Penya no ha sido una decisión fácil para el Ayuntamiento de Vila. En primer lugar había que concretar los desahucios de todas las viviendas del barrio, pero también intentar solucionar el futuro de los vecinos, entre los cuales había menores. Los vecinos reclamaban viviendas en una isla donde los pisos para alquilar escasean. Y tampoco hay pisos sociales suficientes para reubicar a los vecinos. La decisión no era fácil. En estas últimas semanas los miembros del gobierno municipal, y especialmente el alcalde, Rafa Ruiz, han vivido situaciones difíciles, protestas de los vecinos. Nunca es fácil gestionar un problema cuando hay personas de por medio, pero no había vuelta a atrás, entre otras cosas porque los residentes en Sa Penya ocupaban sus viviendas de forma ilegal. Ese era el principal argumento para acabar con un desajuste social que no podía mantenerse en las actuales condiciones.

Una nueva etapa. A partir de ahora Sa Penya inicia una nueva etapa. El barrio deberá adecuarse a su entorno, hay que evitar que las viviendas vuelvan a ser ocupadas irregularmente, pero sobre todo Sa Penya merece otro futuro. El barrio, ubicado en una zona privilegiada, tendrá que rehabilitarse íntegramente. Queda mucho trabajo por delante, pero hay que reconocer y aplaudir la valentía del Ayuntamiento de Vila al acabar con una situación irregular que no se podía mantener. El desalojo era imprescindible para Vila. Y la forma en el que se ha ejecutado ha sido ejemplar.