El encuentro que mantuvieron el miércoles los equipos del Ministerio de Fomento y de la Conselleria de Territori, Energia i Mobilitat, encabezados por Ana Pastor y Marc Pons, respectivamente, logró un trascendental avance en una reclamación histórica de Balears: la aplicación de una tarifa plana en los vuelos interislas. La propuesta es ofrecer billetes por un importe fijo de 30 euros por trayecto. El compromiso de que el Gobierno español defenderá ante la Unión Europea –que deberá autorizar la correspondiente bonificación– la aplicación de la medida, similar a la que ya está en práctica en otras regiones, permite albergar serias esperanzas para una decisión que ayudará a paliar los actuales costes y consecuencias de la insularidad.

Precios inasumibles. Ni los descuentos ni la declaración de servicio público en los vuelos interinsulares han logrado contrarrestar el elevado importe de los billetes, una situación que ha situado esta cuestión entre las prioridades sociales de los residentes en Menorca y las Pitiusas. Lograr un precio fijo y asequible, en estos momentos fijado en 30 euros, facilitará, sin duda, los viajes entre las tres islas, circunstancia que supondrá, además, un respaldo económico importante para todas ellas. Además, abaratar el precio de los billetes es una acción eficaz para salvar la barrera del aislamiento en todos los órdenes, entre otras razones porque las comunicaciones interinsulares obedecían en muchos casos a una auténtica necesidad; un planteamiento que durante décadas ha sido obviado por la Administración central.

Máxima presión. Una vez que se ha logrado salvar el escollo de Madrid, es imprescindible que España ponga en marcha toda la maquinaria necesaria para que la Unión Europea dé el visto bueno necesario para la entrada en vigor de la tarifa plana. Se trata de una iniciativa que también cuenta con el apoyo de todas las fuerzas políticas del arco parlamentario balear. El anuncio de ayer no puede quedar frustrado por la falta de entusiasmo en Bruselas.