El pleno del Ayuntamiento de Eivissa volvió a ocuparse, una vez más, de la reforma del puerto de Vila, asunto que resulta de lo más controvertido y que enciende los ánimos de muchos concejales. Ante la propuesta de la Autoritat Portuària de Balears (APB) de que en el muelle Norte del puerto, donde se ubicará la futura estación marítima de los ferris a Formentera, se construyan 10 locales comerciales de una superficie que oscila entre los 50 y los 170 metros cuadrados, el Partido Popular y EPIC se muestran contrarios y reticentes a estos equipamientos ya que consideran que harán la competencia a los comercios ya establecidos en la zona.

Pragmatismo. Pero los partidos que integran el equipo de gobierno municipal (PSOE y Guanyem) han optado por una línea de trabajo más pragmática y que rehuye en lo posible la confrontación con el organismo que gestiona los puertos declarados de interés general que preside Joan Gual de Torrella. Conscientes de que la última palabra la tiene siempre y en todo caso la APB, parece preferible colaborar con ellos de forma que los proyectos que se emprendan respeten los intereses del Ayuntamiento, antes que mostrarse muy beligerantes, pues a la postre sirve de poco. Es por ello que el consistorio presidido por el alcalde Rafa Ruiz eludió rechazar de plano la moción del PP y aunque se opone a la creación de un centro comercial como el que anunció en su día el anterior presidente de la APB, similar al que hay en un aeropuerto –eso sí que sería hacer caja–, entiende lógico que las nuevas instalaciones cuenten con algunos servicios básicos para el millón y medio de pasajeros que anualmente viajan en la ruta marítima que une las islas Pitiusas.

Ir con cuidado. Esta postura parece bastante razonable, pero conviene que Ruiz se muestre alerta porque la experiencia demuestra que la APB tiene en cuenta los beneficios económicos, con proyectos constructivos sobredimensionados y con más equipamientos comerciales de los necesarios para así obtener ingresos con el otorgamiento de concesiones. Es bueno que haya algunos locales (quiosco de prensa, bebidas, etc.) pero hay que vigilar los planes de la Autoritat Portuària.