El anuncio de que el fiscal anticorrupción Pedro Horrach ha decidido pasar al ejercicio profesional de la abogacía ha impactado en medios jurídicos y en el mundo de la judicatura, entre otras razones porque se trata de uno de los personajes que encarnan la lucha contra la corrupción política en nuestro país; una tarea que, como él mismo reconoce, le ha supuesto un considerable desgaste personal durante la última década. Es difícil encontrar un caso de relevancia en el que Horrach no haya participado con determinación, haciendo gala de una firmeza e independencia de criterio que también le han generado no pocas críticas. Ahora quiere explorar la otra cara del derecho, una óptica diferente en una materia que él conoce muy bien.

Máximo rigor y dureza. Una de las características de la trayectoria profesional de Pedro Horrach como fiscal anticorrupción ha sido, sin duda, su contundencia y perseverancia en la persecución del delito y sus responsables. En ocasiones, su deseo de no dejar cabos sueltos ha originado sesiones interminables de interrogatorios a decenas de sospechosos e imputados, un esfuerzo que le ha situado en el centro del foco mediático y que ha tenido su máxima expresión en el ‘caso Nóos’. Incluso quienes han sido acusados por Horrach han admitido en privado la dificultad que planteaba la solidez argumental de sus escritos, que ha defendido aun a costa de la presión popular; como ha ocurrido con la infanta Cristina, al rechazar su imputación en ‘Nóos’ y enfrentarse al juez Castro. Aún así, quizás no fue hábil en gestionar su defensa de la infanta Cristina. La labor de un fiscal es acusar y si no hay delito, inhibirse. Pero en el tema de la infanta su defensa ha sido demasiado evidente y poco comprendida.

A la esfera privada. No es una situación insólita la que protagoniza Pedro Horrach, aunque no son muchos los fiscales que optan por abandonar la carrera para abrir un bufete privado. Sin embargo, en esta ocasión, el papel tan relevante que ha mantenido Horrach en la batalla contra la corrupción política hará complicada su sustitución en el momento en que se haga efectiva su baja. La Fiscalía pierde a uno de sus miembros más brillantes y lo ganan sus futuros clientes.