Hay que reconocer al Govern el buen trabajo que ha hecho a nivel de comunicación para que las críticas contra la ecotasa sean mínimas. No hay apenas debate. Da la sensación de que los turistas incluso aplauden cuando tienen que pagar el impuesto. Que ha llegado la euforia con el arranque de la recaudación, que festejan el pago del nuevo tributo. Ningún turista critica la ecotasa, llegan a decir. Los hoteleros, incluso, parecen estar encantados. Han asumido el nuevo impuesto que tiene que solucionar todos los problemas de nuestras islas. Aún no sabemos qué harán con el dinero que recauden en las Pitiüses, pero tampoco importa mucho. Ante tanta euforia recaudatoria y fiscal, cualquiera se atreve a preguntar.

Un error. La ecotasa, como hemos defendido, es un error por varios motivos. El dinero que se recaudará (50 millones) es mínimo comparado con el presupuesto global de la administración autonómica. Se trata de un obstáculo para la competitividad de nuestro sector turístico, que ahora vive un buen momento (y no hay que olvidarlo) porque los destinos competidores sufren la amenaza terrorista. Los turistas prefieren venir a Balears antes que arriesgarse a sufrir un atentado en Turquía, Túnez o Egipto. Esta es una realidad. El problema, además, es que algunos dirigentes políticos quieren cobrar una ecotasa porque para ellos los turistas sobran. Ese es otro gran error estratégico, una irresponsabilidad.

Reivindicar. La ecotasa es una realidad y el Govern de Armengol está legitimado para ponerlo en marcha, si bien lo ha hecho con el sector turístico en contra. Ahora es importante pactar los proyectos medio ambientales que deben hacerse. Y en las Pitiüses hay carencias importantes en la depuración de aguas y en la gestión de algunos espacios naturales. Cobrar algo más de diez millones de euros cada año en los hoteles pitiusos para que se hagan macro proyectos medio ambientales en Mallorca será otro mal trago para los que creen que la ecotasa es un error. El tiempo dictará sentencia.