Es preocupante que en el pujante y cada vez más dinámico sector náutico de ocio en Balears la demanda se haya situado por encima de la oferta. Cuando eso ocurre, los poderes públicos han de poner todo de su parte para ayudar a adaptar el tejido productivo a la realidad. Las empresas se quejan de la falta de personal cualificado para poder afrontar los nuevos retos. En una sociedad que aún soporta la lacra del paro, especialmente entre los jóvenes, lo más importante es potenciar el aspecto formativo para atraer al sector el número suficiente de personal y, a la par, ofrecer la máxima calidad profesional a los clientes.

Formación. Durante los años del ‘boom’ económico de la década pasada se escuchó en incontables ocasiones que el problema balear era que hacía falta mano de obra de baja cualificación. En la actual salida de la crisis se está convirtiendo en una evidencia que el futuro pasa exactamente por lo contrario. Hacen falta trabajadores formados y competentes. La náutica es un claro ejemplo de ello. Las embarcaciones están cada vez más tecnificadas y precisan personal de mantenimiento de primera calidad. Es por ello que se hace necesario el establecimiento de cursos de formación y la potenciación de escuelas capaces de producir especialistas con habilitación técnica suficiente para que Balears siga adelante con su liderazgo en este segmento industrial que cuenta, año tras año, con más empresas e inversores.

Balears, en punta. Por diferentes motivos, desde la inseguridad que reina en otras partes hasta la tal vez inigualable competitividad isleña, lo cierto es que el Archipiélago está arriba en el escalafón productivo en todo lo que concierne a la industria del ocio. La náutica es un buen reflejo de la coyuntura. Por ello es imprescindible que la acción pública haga sentir su voz y anuncie iniciativas formativas importantes y decididas en el tejido náutico. Es así como se solidifica el presente y se mira el futuro.