Este periódico contaba en su edición de ayer la historia de Carolina Galdeano, que vivía en una caravana hasta que la echaron del lugar. Por la caravana pagaba 600 euros al mes, pero el propietario del vehículo decidió echarla cuando Galdeano participó en un reportaje de Antena 3 para denunciar los problemas de la vivienda en Eivissa. Desde entonces, Carolina Galdeano duerme en la playa pese a tener trabajo. No encuentra ningún piso a un precio asequible pese a tener contrato laboral. El problema de Carolina es bastante común en Eivissa, pero en este caso se produce también el abuso de todos aquellos que se aprovechan de las necesidades humanas para conseguir dinero fácil sin ningún tipo de ética. En Eivissa hemos sabido de personas que viven en sus coches, otros que han tenido que alquilar un balcón para poder dormir, y existen las «camas calientes», donde los inquilinos van durmiendo por turnos. Un auténtico drama.

Un problema grave. Las dificultades para encontrar una vivienda de alquilar están creando situaciones que dejan en muy mal lugar la imagen de Eivissa. Es cierto, como se ha dicho, que las personas con propiedades pueden hacer lo que quieran con ellas siempre y cuando cumplan con la ley. Intentar atajar el alquiler turístico es poner puertas en el mar. No es nada fácil y la Ley de Arrendamientos Urbanos respalda a los propietarios. Sin embargo, deberían existir mecanismos para garantizar un mínimo de pisos para alquilar todo el año, con precios razonables. En este caso, la actuación de la administración está siendo muy lenta. El Govern abrió una oficina del Ibavi en Eivissa, pero no puede dar respuesta a las necesidades de cientos de personas que sufren auténticos problemas para poder encontrar un techo en el que vivir.

Política social. Sería interesante analizar para qué tipo de política social tenemos en Eivissa si no puede dar solución a los problemas de personas que no encuentran una casa para poder dormir. Ahí las instituciones tienen mucho que hacer y el camino apenas ha comenzado. Se desconoce si el Govern, el Consell o los ayuntamientos de Eivissa han empezado a tomarse en serio el drama por el que pasan cientos de personas que, pese a tener trabajo y un sueldo, no encuentran vivienda. Empieza a ser hora de que hagan algo.