La investidura fallida de Rajoy abre un nuevo escenario político con muchos interrogantes. A partir de ahora empieza a correr el reloj para que se convoquen nuevas elecciones, siempre y cuando no se consiga una mayoría estable para nombrar presidente de Gobierno. No se puede atribuir el fracaso a un solo protagonista. Todos los políticos son culpables de lo que ha ocurrido y quizás es un ejemplo de la escasa solvencia de la actual clase política, partidista y sin el sentido de Estado que tenían los protagonistas de la transición. Al fin y al cabo, la clase política es el reflejo de la sociedad española actual.

Nuevos escenarios. No parece fácil encontrar una solución. Se plantea, quizás más como deseo que como realidad, que las elecciones vascas pueden permitir, si se produce una carambola política, que el PNV pueda abstenerse en el futuro si Rajoy acude de nuevo al Congreso para ser investido. No parece positivo que la confección del futuro gobierno tenga que depender del resultado electoral. Tampoco parece que el PNV esté por la labor de convertir a Rajoy en presidente.

La alternativa. Algunos han interpretado que Sánchez intentará una mayoría progresista a partir de ahora. De hecho, se asegura que el líder del PSOE intentará contactar con Podemos y Ciudadanos para formar una mayoría estable que le permita se presidente. Se trata, sin embargo, de una hipótesis poco probable ya que Ciudadanos y Podemos son partidos antagónicos, incompatibles. De hecho, el debate de investidura de Rajoy evidenció que las diferencias entre Rivera e Iglesias con cada vez mayores. Tampoco parece muy positivo que un futuro gobierno de Sánchez dependa de la estabilidad política que le puedan dar una veintena de partidos políticos. Demasiados riesgo. Por lo tanto, o alguien cede (Ciudadanos permitiendo un gobierno progresista o el PSOE absteniéndose en favor de Rajoy) o vamos abocados a una terceras elecciones. El riesgo es que estas elecciones no den el resultado contundente que eviten unos cuartos comicios, lo que provocaría el hartazgo entre el ciudadano. España, lamentablemente, vive uno de los peores momentos de su historia moderna.