Los socialistas tienen motivos para preocuparse. Las últimas encuestas sobre Galicia y País Vasco arrojan resultados preocupantes para los socialistas, pero no hace falta ir a las encuestas para analizar la devaluación electoral del PSOE en los últimos tiempos. Sánchez ha dejado al PSOE en el pozo, con un mensaje poco claro y, lo peor de todo, sin ser alternativa de gobierno. Tras algún movimiento tímido, Sánchez ya ha dicho que no formará gobierno con Podemos. Todo según el guión previsto.

No es no. Ha quedado muy clara la postura del PSOE ante la investidura de Rajoy. El ‘no es no’ de Sánchez ha sido motivo de muchos comentarios políticos, pero el problema de fondo es qué ha pasado en el PSOE para ser un partido sin aspiraciones a gobernar. Porque, por muchas aspiraciones que tengan, no pueden gobernar con 85 diputados, como dicen destacados dirigentes socialistas. No es realista ni oportuno. La situación en el PSOE es preocupante desde que se perdieran las elecciones de 2011 en favor de Rajoy y hay muchos motivos para analizar este bajón. La mala gestión de la crisis económica y la política autonómica, que dio alas a Cataluña, han sido claves para que una gran parte del electoral haya dado la espalda a los socialistas.

El futuro, preocupante. El problema para el PSOE no es que Rajoy sea presidente. Lo más preocupante es que se repitan elecciones y sigan bajando en votos y escaños, que es previsiblemente lo que ocurrirá si hay nueva convocatoria electoral. Eso lo saben hasta los dirigentes socialistas, que están muy callados ante los errores políticos de Sánchez. Si todo sigue como hasta ahora, el puesto de Sánchez está en juego. No ha sabido jugar sus cartas políticas, y tampoco ha sabido plantear ideas para convertirse alternativa frente a un Rajoy muy a la baja por la gestión de los últimos años y la corrupción del PP. Con todo lo que ha vivido el PP en el apartado judicial sorprende que el PSOE siga en el pozo electoral. El problema es que no es alternativa, no presenta nuevas ideas y Sánchez no ilusiona. Ese es el gran drama.