La sesión parlamentaria que cerró el primer debate sobre el estado de la Comunitat de la actual legislatura ha permitido visualizar que, a pesar de las evidentes diferencias, el Pacte sigue vigente. Los portavoces de Podemos y Més no acorralaron en sus intervenciones a la presidenta Armengol, aunque la portavoz de Podemos –partido que no forma parte del Govern–, Laura Camargo, no dudó en acusar de falta de valentía a la líder socialista. Por su parte, el principal grupo de la oposición, el Partido Popular, no logra desembarazarse de la herencia que recibió de la gestión de Bauzá, un legado que lastra la credibilidad de su argumentario.

Reproches matizados. Desde Podemos y Més, Armengol recibió unas críticas con sordina, toda vez que sus represantes evitaron que sus intervenciones pudieran interpretarse como síntomas de debilidad o división en el seno de la coalición que presta su apoyo al Govern. Ninguna de las intervenciones torpedeó los ejes básicos de las decisiones más trascendentales adoptadas en el primer ejercicio de la legislatura, circunstancia que da estabilidad a la Comunitat. Sin embargo, es preciso advertir de la existencia de divergencias –el tiempo permitirá evaluar su importancia y profundidad– entre los responsables institucionales de Més y los del partido sobre algunas cuestiones.

Un primer debate. Hay un factor temporal que ha marcado el debate y es, precisamente, el ser el primero. El avance de la legislatura generará una dinámica política muy diferente que acabará repercutiendo en el fondo y la forma de las ediciones del debate sobre el estado de la Comunitat que quedan por delante. Este es un elemento que Armengol deberá tener muy presente de cara al futuro, tanto por los cambios que con seguridad se producirán entre los socios del Pacte como por la natural evolución de los grupos de la oposición, en especial por parte del PP, que debe afrontar un importante congreso regional. De momento, por tanto, ha finalizado un debate de trámite.