Tras la dimisión más que esperada de Pedro Sánchez, el PSOE inicia ahora unos días complicados para decidir qué postura adoptarán en la investidura de Rajoy. O se abstienen o habrá nuevas elecciones en diciembre. O permiten gobernar a Rajoy o se enfrentan a una nueva cita electoral que puede generar aún más heridas en las filas socialistas. El dilema es importante, pero más allá de transmitir que los socialistas no pueden permitir que Rajoy siga como presidente deberían analizar si estar en la oposición en las actuales circunstancias puede ser una oportunidad para poder rehacer el partido, recomponer el mensaje político, además de buscar un líder que esté a la altura de las circunstancias. Sin duda, Pedro Sánchez no ha cumplido con las expectativas entre el electorado y, además, no ha sabido sumar tendencias en su propio partido.

Evitar las elecciones. Unas terceras elecciones no serían una buena noticia para nadie. Darían una imagen muy negativa de España, ahuyentarían a los posibles inversores, y mantendrían una incertidumbre política que no es buena para los ciudadanos. España lleva casi un año con un gobierno en funciones, con muchas limitaciones a la hora de tomar decisiones. Lamentablemente para el PSOE, Rajoy ganó las elecciones. Resulta sorprendente cómo un dirigente tan castigado y criticado como Rajoy durante cuatro años, con un partido salpicado por la corrupción, pudiese conseguir en las pasadas elecciones 50 escaños más que los socialistas. Parte de esta situación está provocada, sin duda, por la irrupción de Podemos, pero también es cierto que el PSOE ha perdido en los últimos años perfil político, con mensajes confusos y decisiones erróneas que ya vienen de la la época de Zapatero. No toda la culpa es de Sánchez

Oportunidad. A falta de menos de un mes para convocar elecciones, el PSOE tiene que decidir. Permitir que Rajoy sea presidente no es plato de buen gusto, pero mucho peor puede ser un resultado humillante en unas hipotéticas elecciones. Eso lo saben muchos dirigentes socialistas que van más alla del “no es no” y asumen los riesgos de volver a las urnas. El PSOE debe elegir qué camino adoptar. No es fácil, sin duda, pero el PSOE es un partido histórico que debe superar este momento tan complicado.