El Departament d’Inspecció Educativa de la Conselleria d’Educació i Universitat dio a conocer ayer el informe relativo a la agresión de la que fue objeto una alumna –que cuenta con ocho años de edad– del colegio Anselm Turmeda de Palma, ubicado en la barriada de Son Roca, por un grupo de siete compañeros del centro por la disputa de una pelota al finalizar un partido de fútbol en el patio. El informe concluye que lo ocurrido se circunscribe a una disputa infantil en el ámbito escolar –toda vez que las lesiones de la niña fueron mínimas– en la que los niños implicados han sido expulsados entre tres y cinco días del colegio, además de participar en tareas de fomento del respeto.

Dos semanas. Demasiado tiempo ha tardado la Conselleria d’Educació en ofrecer su versión de lo ocurrido en el patio del Anselm Turmeda el día 5 de octubre, tiempo en el que los medios sólo han podido ofrecer la versión de los familiares –lógicamente alarmados– de la alumna que sufrió los empujones, golpes y patadas de sus compañeros en el tumulto. Quince días de silencio en Educació, incapaces de adelantar una versión coherente del suceso que invitase a acotar el ámbito y trascendencia de la disputa siempre con el pretexto del respeto a los implicados. Un clamoroso error en la gestión y comunicación de esta crisis que ha situado el incidente en el centro de atención mediática del país, circunstancia de la que los dirigentes de la Conselleria también son corresponsables.

Recuperar la convivencia. La tarea más urgente de todo el equipo docente del colegio Anselm Turmeda es recuperar la normalidad en el centro, tranquilizar el ambiente para que se retome cuanto antes el ritmo escolar y se supere el incidente. En este proceso es indispensable que también colaboren los familiares de la niña, que insisten en trasladarla a otro colegio. Los agresores han mostrado arrepentimiento y deseo de enmienda, también sería bueno un gesto de confianza para cerrar un episodio en el que no deben quedar víctimas.