La Comisión Ejecutiva del PSIB acordó ayer solicitar a la gestora del PSOE que permita ejercer la libertad de voto a los diputados en la sesión de investidura de Mariano Rajoy, el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. La petición, que había sido rechazada de antemano por los responsables estatales del PSOE, tiene por objeto permitir a los dos diputados por Balears –Pere Joan Pons y Sofía Herranz– mantener su voto negativo a Rajoy; tal y como ha defendido de manera sistemática ante el Comité Federal su secretaria general, Francina Armengol; gesto que la distingue de otros líderes territoriales, que a pesar de compartir el ‘no es no’ a Rajoy han optado por no explicitar su postura en público.

Rebeldía balear. La negativa del PSIB a secundar la abstención que favorecerá la continuidad de Rajoy en La Moncloa sitúa a los socialistas de las Islas fuera de la disciplina del PSOE, postura que comparten con el PSC que lidera Miquel Iceta. No son pocas las voces que aún admitiendo la coherencia de las tesis que defiende Armengol y su partido en Balears recuerdan la necesidad de aceptar la decisión de los órganos de gobierno del PSOE, en este caso el Comité Federal, y por tanto acatar su mandato. Hacer lo contrario, y no se puede entender de otro modo, supone situar el PSIB fuera de la estructura del PSOE con las consecuencias que ello acarrea.

Las amenazas de Podemos. Podemos también está intentando sacar tajada de la evidente fractura del PSOE y las contradicciones del PSIB, anunciando dificultades para la continuidad de los pactos de gobernabilidad que mantienen con los socialistas. En el caso que atañe a Balears las amenazas a la estabilidad institucional del Govern formuladas desde Podemos, por medio de su portavoz, Laura Camargo, dejan clara la dependencia de sus representantes en las Islas a los dictados de la dirección estatal. La oposición del PSIB a Rajoy no podía ser más explícita hasta ahora, los ciudadanos de Balears no deben pagar por una disputa entre los partidos en Madrid.