La conmemoración el pasado viernes del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer plantea el problema de la violencia machista, que Naciones Unidas califica de pandemia y cuyo goteo de víctimas en España no deja de aumentar año tras año. Balears no es, por desgracia, una excepción. Sólo en lo que llevamos de año ya son seis las mujeres que han muerto por esta causa en las Islas, una cifra escalofriante que, en todo caso, pone en evidencia la incapacidad de revertir una situación inadmisible para una sociedad avanzada como la nuestra. Extirpar esta lacra requiere acciones multidisciplinares en todos los ámbitos, pero de manera muy especial en el mundo de la educación.

El machismo cultural. Los casos de violencia machista que se dan en nuestro país abarcan todo el espectro social y cultural. Es un error encasillar este comportamiento en determinados colectivos. No hay etiquetas posibles, las víctimas reciben la agresión de hombres que son incapaces de asimilar el trato con las mujeres sin hacer prevalecer su superioridad física. Lo más sorprendente, y preocupante, es que estas actitudes no se están corrigiendo en las nuevas generaciones. Los últimos estudios reflejan que entre los jóvenes también se practica el acoso y la presión psicológica sobre las chicas; un fenómeno acrecentado por el impacto que tienen las redes sociales. Es en el segmento juvenil donde es necesario poner todos los medios y sembrar una nueva conciencia para frenar esta pandemia de la que habla el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Prioridad social. La violencia machista ya se ha incorporado como una de las inquietudes prioritarias de la sociedad española, razón de más para plantear acciones urgentes y contundentes que permitan visualizar que no hay tolerancia ni comprensión frente a este tipo de agresiones. Mientras, las víctimas deben contar con todo el apoyo para superar este tipo de situaciones.