Un trabajador volvió ayer a ser agredido en la calle Barcelona, lo que le obligó a tener que ser atendido en Can Misses. Resulta difícil de creer que en la actual sociedad todavía haya ciudadanos capaces de lanzar piedras contra trabajadores por el mero hecho de que se sienten invadidos por unas obras que lo único que buscan es mejorar la ciudad. Sorprendentemente, y a pesar de la anunciada protección policial, en unos días han sido dos los trabajadores que han sido objeto de agresiones. En ambos casos han recibido el impacto de unas piedras lanzadas desde algún balcón de la calle Barcelona. No tienen ninguna justificación estas actuaciones y el responsable o responsables tienen que pagar muy caro por su actuación. Los trabajadores sólo cumplen con sus obligaciones y no son responsables ni de los horarios de la obra y mucho menos de que se hagan en fin de semana.

Mala planificación. Es lógico que las obras importantes en el centro de Vila se hagan en los meses de temporada baja, cuando la afluencia de visitantes disminuye y las reformas no suponen ningún perjuicio económico para ningún negocio. Evidentemente, no son semanas fáciles de pasar, pero vecinos y negocios se verán beneficiados en el futuro por estas obras de reforma. Mucho más discutible es que se tengan que hacer en fines de semana, lo que evidentemente provoca malestar entre los vecinos. Pero ello no justifica que se lancen piedras desde los balcones. Si hay quejas de los horarios por parte de los vecinos, hay otros instrumentos para presentar quejas, nunca la violencia.

Más protección. Sin duda, lo que más sorprende de este episodio es que el Ayuntamiento de Vila anuncie más protección policial en la calle Barcelona y todo siga igual. Las agresiones que se han visto en la calle Barcelona deben acabar de forma inmediata y encontrar a los responsables, pero una mejor planificación de las obras también es exigible a un gobierno municipal poco habituado a recibir críticas y que por simples tuits suelen reaccionar de forma políticamente incorrecta olvidando el cargo político que ostentan. Los ciudadanos, y es humano, suelen cansarse de las obras, sobre todo las que duran semanas y semanas. Hay que tener mucho tacto, actuar con mucha prudencia, pero es comprensible que en fines de semana y festivos los vecinos quieran descansar del ruido que provocan las obras. Aún así, nada justifica agresiones contra trabajadores por unas obras más que necesarias. Y, sobre todo, que se tomen en serio la vigilancia para garantizar la seguridad de los vecinos.