La iniciativa de fijar una tarifa plana de 30 euros en los vuelos interislas, en lugar del actual descuento de residentes, quedó bloqueada el martes, por petición del Gobierno central, en la Mesa del Congreso de los Diputados. La decisión de paralizar su tramitación se justifica en la falta de financiación en los Presupuestos para una medida de estas características. Así, con este veto, se dijo ‘no’ a la propuesta del Parlament balear, aprobada con los votos de todos los grupos parlamentarios. Más allá de las consideraciones técnicas, este rechazo –que contó en la Mesa con el apoyo del Partido Popular y Ciudadanos– tiene una enorme carga política contra los intereses de Balears y sus ciudadanos.

Insensibilidad política y social. Una petición como la que rechazó tramitar la Mesa confirma la incomprensión del Gobierno central respecto a los problemas reales que afectan a los ciudadanos de las Islas y que se han convertido en auténticos elementos de reivindicación colectiva. Por desgracia, en esta actitud no caben discriminaciones políticas. Tanto la derecha como la izquierda se han negado, de manera obstinada, a atender una reclamación histórica en Balears como es el abaratamiento de los vuelos interislas, en especial para Menorca y las Pitiusas. El transporte aéreo no es, en el caso de nuestra Comunitat, un capricho o un lujo prescindible. No se puede olvidar que, en temporada alta, los billetes de ida y vuelta pueden alcanzar los 85 euros, un servicio en el que apenas hay alternativas.

Desamparo institucional. Cabe preguntarse hasta cuándo se mantendrá la discriminación negativa de Balears desde Madrid, donde parece que es imposible erradicar un estereotipo erróneo e injusto respecto a la realidad que se vive en el Archipiélago. La orfandad política de las Islas es clamorosa en situaciones como la actual, donde ninguno de los diputados electos por nuestra circunscripción, tanto los del PP como los de C’s, ha osado criticar el acuerdo de la Mesa.