El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) decidió ayer dar luz verde al inicio de fusión del Banco Mare Nostrum (BMN), entidad en la que participa Caixa de Balears-Sa Nostra, y Bankia. Hace meses que eran públicos los contactos que mantenían ambos bancos para explorar las condiciones de una unión que, a la vista de las declaraciones efectuadas, se entiende como beneficiosa para los intereses de Balears; tanto por parte de las entidades implicadas como del Govern. La opción planteada es la que, a priori, genera menos impacto en BMN por su posición de privilegio en el mercado bancario balear, heredada de Sa Nostra. En este sentido, no cabe esperar un cambio sustancial en las estructuras actuales en lo que se refiere a las plantillas y tampoco en la red de sucursales. En la misma línea habría que situar el importante patrimonio social y cultural de que dispone en las Islas.

Una mirada balear. Con independencia de la defensa de los intereses propios –BMN y Bankia tienen una situación financiera saneada–, el nuevo banco tendrá una fortaleza añadida que permitirá al Estado poder recuperar los 24.000 millones aportados para salvar su crisis en el pasado. Con todo, para la sociedad balear hay todavía un aspecto más trascendental y es la garantía de una conexión con las necesidades de los ciudadanos y empresas de Balears. Sería un error de los futuros gestores dar la espalda al espíritu que hizo de Sa Nostra el referente financiero de miles de impositores y de numerosas iniciativas empresariales, un vínculo que no ha querido romper BMN en los últimos años.

Una integración rápida. Resuelta la incógnita por parte del FROB, cabe esperar que el proceso de integración de Bankia y BMN-Sa Nostra se realice de manera rápida. Las entidades financieras son motores indispensables de la economía y, por tanto, es conveniente resolver cuanto antes esta fusión –con todas las cautelas necesarias– y acabar con la incertidumbre de los últimos meses.