Causa enorme sorpresa que Mariano Rajoy haya sido citado como testigo ante la Audiencia Nacional en la vista oral que enjuicia la primera parte del ‘caso Gürtel’, incluida la financiación ilegal y la supuesta ‘caja B’ del PP. Es la primera vez que un presidente del Gobierno debe declarar en un juicio mientras está en ejercicio de su cargo. Felipe González declaró por escrito, cuando era presidente, en la instrución del ‘caso GAL’ y posteriormente como expresidente lo hizo de forma presencial en el Supremo. Esta vez Rajoy lo hará por un escándalo de supuesta corrupción. Han sido dos de los tres miembros del tribunal los que han decidido la citación, con la oposición de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado. Sólo la acusación popular lo ha pedido. Ello añade más tensión a esta llamada inexcusable.

El doble filo de ser testigo. Rajoy ha sido citado como testigo, ya que en 1996 y años posteriores fue jefe de la campaña electoral del PP con Aznar de presidente. Otros muchos dirigentes del PP de entonces también han sido citados. Pero con una diferencia: Rajoy es ahora jefe del Ejecutivo. Y declarar como testigo es un arma de doble filo, ya que no puede mentir. Tiene que decir la verdad aunque no se le puedan hacer preguntas directas que le incriminen. Es una situación muy delicada para el máximo responsable político de España. Un paso en falso en su declaración y sus consecuencias podrían ser enormes. Hay que añadir que con toda probabilidad deberá declarar sobre las mismas cuestiones en la comisión de investigación del Congreso.

‘Gürtel’, una vergüenza. El escándalo ‘Gürtel’ estalló cuando Zapatero había alcanzado la presidencia del Gobierno. El propio Rajoy afirmó en aquel momento que «es una trama contra el PP». Ahora la situación se complica. Las ramificaciones de ‘Gürtel’ se han extendido por diferentes comunidades, incluida Balears. Rajoy tiene derecho a declarar en su despacho y no acudirá a la vista oral, pero el panorama se presenta muy incómodo y peligroso.