El pasado sábado los afiliados al Partido Popular de Ibiza eligieron a José Vicente Marí Bosó como presidente de la formación conservadora. Los 281 votos a favor y una única abstención confirman que el diputado en el Congreso es la persona idónea para llevar a cabo la transición en un partido que en las elecciones locales celebradas en mayo de 2015 tocó fondo al perder el poder en el Consell d’Eivissa y tres de los cinco ayuntamientos de la isla tras una legislatura convulsa y después de un congreso que se cerró en falso después de la victoria de Vicent Serra ante Pepe Sala por sólo 22 votos de diferencia.

Recuperar la ilusión. El gran objetivo de Marí Bosó a corto plazo tendría que ser recuperar la ilusión de los afiliados de base y, sobre todo, los de la junta local de Vila, donde sus militantes hace muchísimo tiempo que dieron la espalda al partido. En municipios como Santa Eulària y Sant Joan, donde el PP lleva muchísimas legislaturas gobernando y acumulando mayorías absolutas, debería aplicarse la máxima de ‘no tocar lo que funciona’. Sin embargo, en los demás municipios urge encontrar la persona y el equipo ideales para que el Partido Popular vuelva a ilusionar a un electorado cansado de los numerosos casos de corrupción que acechan al partido conservador pero que tampoco ha encontrado la solución a sus problemas con los gobiernos del cambio que marcan la pauta política esta legislatura.

Proyecto sólido y realista. Marí Bosó sabe perfectamente que, en lo que queda de legislatura, el PP de Ibiza no puede esperar sentado a que sus rivales políticos se desgasten y les cedan en bandeja el triunfo en 2019. Detrás de los equipos que en su día presenten los ‘populares’ debe haber un proyecto sólido que haya analizado correctamente la situación de la sociedad ibicenca y que proponga ideas realistas que ayuden a mejorar la vida de los ibicencos. Sólo de esta manera el Partido Popular volverá a ser el partido franquicia en Ibiza.