El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer el último dato de población referido a Balears, que señala que el pasado 1 de enero residían 1.150.839 personas; es decir, un 1,35 por ciento más que en el ejercicio anterior. La evolución del crecimiento poblacional ha sido espectacular. En cuarenta años la cifra de residentes se ha doblado, un proceso que ha sufrido una aceleración espectacular en las últimas décadas. En todos estos años la llegada de inmigrantes a las Islas ha sido constante, tanto del resto de España como del extranjero. La privilegiada situación económica ha sido, sin duda, un reclamo determinante en este proceso, sobre el que es preciso exigir un amplio y profundo debate político y social para afrontar el futuro.

Una aproximación a la realidad. El informe del INE es una aportación importante en la polémica actual sobre la capacidad de Balears para atender las necesidades de sus residentes, una sensación agravada por el incremento en la llegada de visitantes. El aumento de la población es perceptible más allá del fenómeno turístico, el colapso de las infraestructuras públicas –centros sanitarios, enseñanza, red viaria...– no es una cuestión temporal. El problema se cronifica debido a que la respuesta de la Administración llega con retraso al nuevo escenario demográfico.Esta actitud agrava todavía más la situación.

Evitar la improvisación. Balears mantiene intacto su atractivo para miles de personas que buscan un futuro mejor, muchas de las cuales acaban arraigando e integrándose en nuestra sociedad. Lo esencial es tomar con valentía decisiones para adaptar un territorio limitado –como son las Islas– y los servicios públicos a una dinámica que es imparable. Las proyecciones demográficas realizadas décadas atrás ya vaticinaban los resultados que da a conocer el informe del INE. El error fue no tenerlas en cuenta. Es necesario y urgente ofrecer soluciones.