El presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont, ha anunciado que en los próximos días se convocará el Parlament catalán para declarar la independencia de Cataluña tras el referéndum ilegal celebrado este domingo. Evidentemente, Puigdemont está dando un paso que puede provocar un daño irreparable a Cataluña y algunos partidos ya hablan abiertamente de aplicar el artículo 155 de la Constitución, que supondría de facto la suspensión de la autonomía catalana, la disolución de sus instituciones y, por consiguiente, la convocatoria de unas elecciones. Esta situación, inédita en España, bastaría con el apoyo del Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Rajoy buscará el apoyo del PSOE y Ciudadanos antes de aplicar el artículo 155, pero empieza a barajarse seriamente en las últimas horas una medida legal que, sin duda, sería extrema y podría provocar aún más problemas en la convivencia en Cataluña

Mucha tensión. Cataluña ha vivido unas horas terribles, que nadie hubiese imaginado. Las imágenes de policías golpeando a personas que intentaban votar no benefician precisamente la imagen de España. Ahora bien, también hay analizar con prudencia lo ocurrido, el papel de la policía en situaciones de rebeliones masivas, y además tener en cuenta la inacción de los Mossos. Si es indiscutible que la Policía se sobrepasó durante la jornada del referéndum en algunos colegios, tampoco conviene olvidar que se ocuparon ilegalmente colegios electorales y que la convocatoria estaba suspendida por el Tribunal Constitucional. La Policía, a diferencia de lo que hicieron los Mossos, tenía la obligación de hacer cumplir la ley. Eso no puede olvidarse. Y que tampoco que decenas de policías y guardias civiles resultaron heridos durante la jornada del referéndum. De eso se habla muy poco.

El futuro. Pero lo que es realmente preocupante es que Puigdemont pueda pensar que Cataluña tendrá el apoyo internacional para declarar la independencia, que una simple declaración del Parlamento servirá para cumplir sus objetivos, y que el Estado no reaccionará. No parece ese el camino adecuado. En lugar de buscar el diálogo con el Gobierno central, Puigdemont quiere forzar tanto la situación que Cataluña puede enfrentarse a problemas muy graves si, finalmente, se suspende la autonomía. Si lo vivido el domingo fue un episodio lamentable, lo que estar por venir no parece que vaya a ser mucho mejor. Deberían meditar mucho los pasos que puedan dar en los próximos días.