El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha pedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que imponga el artículo 155 de la Constitución, que supondría la intervención de las instituciones catalanas y la convocatoria de nuevas elecciones. Para ello bastaría una votación en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. El socialista Pedro Sánchez quiere que antes de adoptar una decisión tan drástica se busque el diálogo con Puigdemont. Pero parece que intentar un acercamiento entre Gobierno central y Generalitat es una misión imposible, sobre todo porque Puigdemont está creando un clima en Cataluña contra el Estado que no se había vivido ni en las épocas más duras de ETA en el País Vasco.

Constitución y más Constitución. La aplicación de la Constitución debe estar por encima de cualquier otra consideración. Fue el marco legal que España apoyó mayoritariamente en 1978 y que ha permitido disfrutar de la etapa democrática de más estabilidad en la historia de España. Y el artículo 155 está en la Constitución precisamente para tomar medidas en momentos excepcionales. Y ahora nos encontramos en un momento excepcional en la historia de España. No hay que escandalizarse por utilizar un artículo que, al fin y al cabo, es constitucional.

Puigdemont, al margen de la ley. El presidente catalán ha decidido estar al margen de la ley y provocar que Cataluña se rebele contra el Estado español. La huelga general vivida ayer en Cataluña, donde ni los sindicatos mayoritarios la apoyaban, es una muestra de que se ha llegado a una situación límite. Otro ejemplo es el acoso que durante la noche del lunes al martes se produjo en las jefaturas de policía y en los cuarteles de la Guardia Civil. Es inadmisible que pueda ocurrir en un Estado de derecho. No parece que Puigdemont esté buscando el mejor clima para intentar negociar con Rajoy, quien tiene el apoyo de toda la comunidad internacional para garantizar la unidad de España.