La World Travel Market de Londres ha deparado una esperanzadora sorpresa para los intereses baleares: un acuerdo con Canarias de cara a articular un frente común para alcanzar un descuento del 75 % en los desplazamientos aéreos entre los dos archipiélagos y la Península. El apretón de manos entre la presidenta balear, Francina Armengol, y el canario, Fernando Clavijo, abre un hilo de esperanza para arrancarle este objetivo al ministro Montoro de cara a los hoy por hoy inciertos Presupuestos de 2018. De lograrse, el éxito sería indudable y demostraría que, si quiere, Madrid puede paliar buena parte de las desventajas que arrastra Balears respecto a otras autonomías.

El ejemplo canario.
Los canarios saben maniobrar con habilidad para arrancarle reivindicaciones a Madrid. Su última exhibición fue el año pasado en la investidura de Rajoy. Tanto la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, como el de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, sacaron provecho de la debilidad del PP en el Congreso y, a cambio de su voto, literalmente exprimieron al Ejecutivo central. Balears jamás ha demostrado tanta maña a la hora de hacerse valer en la capital. Es hora de entenderse con los canarios y articular este bloque común porque el ámbito reivindicativo es enorme y, por encima de todo, Balears siempre ha aportado mucho más de lo que recibe.

Abrir objetivos y prioridades.
Este entendimiento con los canarios debería haber sido un objetivo prioritario del Consolat desde hace décadas, por encima de colores o de lealtades. Es de sentido común que ambos archipiélagos comparten desventajas y problemas más allá de las ideologías. Es muy importante que Balears sepa jugar esta carta. Canarias tiene en parte la llave de la estabilidad parlamentaria del PP en muchos aspectos, comenzando por la aprobación de los Presupuestos de 2018. Balears ha de saber sumarse a esta posición de ventaja. Y los logros que pueda arañar, comenzando por los descuentos, son pura justicia.