El hecho de que el Govern Balear tramite siete proyectos de parques fotovoltaicos que supondrán un incremento del 25% de la energía renovable instalada en el Archipiélago ha de llenar de satisfacción al conjunto de la sociedad. Las renovables no sólo son la solución para un planeta cada vez más atenazado por el cambio climático sino que son también distintivo de sociedad avanzada, de calidad de vida y de visión de un mañana empeñado en reducir la contaminación al mínimo. Unas Islas limpias han de ser la marca y el prestigio de una sociedad que tiene su base productiva en el turismo.

Visión comercial de las renovables. Aparte de las enormes ventajas que reporta esta energía y por encima de que sean más o menos competitivas a corto plazo, es importante para Balears saber ofrecer a la potencial clientela turística esta imagen defensora de la energía solar o similares, demostrando con inversiones e imaginación que es un destino único en la protección medioambiental y en la voluntad de reducir al máximo los efectos de la contaminación. La sensibilidad por la calidad de playas, costas y bosques es directamente proporcional a la potenciación de las energías seguras. Es ser una sociedad avanzada que se adentra con lucidez en el siglo XXI, dispuesta a librar la gran batalla contra el cambio climático.

Islas en una ubicación clave. Situadas en mitad del Mediterráneo, las Balears son especialmente sensibles al calentamiento global. La falta de agua es singularmente perniciosa para los territorios insulares. A ello hay que añadir que se está desarrollando una climatología hostil para zonas relativamente próximas al ámbito desértico sahariano, como es Balears. Demasiado calor combinado con grandes tormentas torrenciales y unido a la expansión de los meses casi sin lluvias en detrimento de los húmedos daña el equilibrio natural. Es preciso impulsar esta apuesta por el equilibrio energético limpio. Está en juego el futuro en este envite que debe hacerse realidad cuanto antes.