La patronal europea de cruceros ha presentado un paquete de alegaciones contra la aplicación de la ecotasa, cuya tributación en los puertos de Balears se ha incrementado de manera notable para el próximo año. Las tesis de Cruise Lines International Association (CLIA) abarcan tanto las cuestiones jurídicas como el impacto económico y social de esta tributación que –advierten– sólo se aplica en Catalunya –mediante la tasa turística del Ajuntament de Barcelona– y Balears. Cabe recordar que a partir de 2018 la ecotasa se aplicará al pasaje de los cruceros con independencia del tiempo de escala, cuando antes debían rebasar las doce horas.

Un importante sector emergente.
El rechazo de los socios de la CLIA –todas las navieras más importantes– a la nueva fórmula de la ecotasa que pretende implantar el Govern es frontal y muy contundente. Esta circunstancia obliga a un riguroso debate sobre la oportunidad de las modificaciones que se quieren llevar a término y que no parece que cuenten con el conocimiento previo de los afectados. En Balears, las escalas de los cruceros se han mostrado como una de las actividades turísticas con más capacidad de crecimiento, estrategia que ahora podría estar en peligro a la vista de los planteamientos de la CLIA.

Un diálogo imprescindible.
Las alegaciones de la CLIA no deberían ser rechazadas sin más y menos en su valor como representantes de unos intereses empresariales legítimos. Por tanto, lo razonable es estudiar los planteamientos de los cruceros y tratar de evaluar en qué medida son razonables. Pretender un ‘castigo’ suplementario a las escalas de los cruceros, siguiendo la dinámica de determinados colectivos ecologistas, sería un error. Balears no debe perder la competitividad como destino de cruceros en el Mediterráneo occidental, donde las alternativas a las actuales escalas no son pocas. El diálogo se impone como condición imprescindible para resolver este serio conflicto.