El precio de los vuelos entre Balears y la Península durante las fechas señaladas de las fiestas de Navidad registran un incremento desproporcionado, hasta multiplicarse por tres; según reflejan las propias compañías. Son miles de ciudadanos que cuestionan un modelo que permite la especulación con el coste de los billetes en un transporte que apenas tiene alternativas y que se aprovecha, hasta extremos injustificado, del aumento de la demanda durante la Navidad. La situación se repite cada año sin que la Administración, tanto estatal como autonómica, sea capaz de arbitrar una solución de mantenga asequibles el importe de los trayectos durante estos días.

Un mercado liberalizado
El transporte aéreo goza de unos privilegios que resultan sorprendentes, como mínimo, para el usuario. Desde la sobreventa autorizada de billetes hasta la constante fluctuación de los precios, que en el caso de la temporada de Navidad se alcanzan unos niveles que hay que considerar exagerados. Por fortuna otros excesos están siendo corregidos, en especial aquellos vinculados al equipaje. Lo cierto es que determinados vuelos alcanzan precios prohibitivos en los picos de mayor demanda, incluso con la aplicación del descuento de residente; para los no residentes los vuelos a Balears desde la Península tienen unos precios inasumibles.

Pura especulación
Uno de los aspectos más sorprendentes reside en el hecho de que mientras las conexiones aéreas con la Península desde las Islas y viceversa triplican sus precios, los vuelos desde los aeropuertos de Balears con los principales destinos europeos mantienen, en términos generales, la cotización habitual e incluso más económica. Dejar que la conectividad aérea quede sometidas a las leyes exclusivas del mercado acaba permitiendo abusos que merecen ser corregidos, un marco de negociación con las compañías desde la Administración seguro que posibilitaría puntos de acuerdo.