Todo sigue igual en Vila. El Ayuntamiento de Vila aprobó ayer una moción para salir del paso, que es simplemente un brindis al sol, y que no cambia nada respecto a la publicidad en medios que insertan anuncios de prostitutas. El Ayuntamiento de Vila pide al Govern que cambie la ley de publicidad porque teme, dice, que haya demandas en caso de retirar la publicidad en aquellos medios que mantengan sus páginas de contactos sexuales. El Ayuntamiento de Vila intentó salvar la cara ante una polémica que se ha producido en el momento que este periódico anunció el sábado por la noche, a través de las redes sociales, y en su edición del domingo que dejaría de publicar estos anuncios, a pesar de suponer un importante perjuicio económico.

Todo seguirá igual.
Realmente se esperaba un poco más de valentía por parte de aquellos políticos que no se pierden ni una concentración ni performance que haya en las Pitiusas en contra de la violencia de género y, sobre todo, en contra de aquellas actividades donde se denigra a la mujer. Sin embargo, el gobierno de Rafa Ruiz, tan experto en lanzar tuits a favor de todas los luchas sociales, no ha sido lo suficientemente valiente. Esgrime que no puede decidir prohibir la inserción de anuncios de publicidad sexual porque podrían ser objeto de demandas judiciales. ¿Realmente creen Ruiz y Ribas que algún medio iría a un tribunal para defender la inserción de anuncios sexuales? ¿Llegan a creerse este argumento para no adoptar una postura valiente que esté en sintonía con lo que pide la sociedad? ¿Cómo es posible que después de las manifestaciones de la semana pasada en contra de la violencia de género el Ayuntamiento de Vila, teóricamente progresista, no haya adoptado medidas que sí han acordado otras instituciones? Es realmente incomprensible.

Un poco de valentía.
Es evidente que retirar la publicidad sexual no resolverá el problema de la violencia de género, y no evitará que haya prostitución, ni trata de blancas, ni explotación sexual, pero es un primer paso. Como ya dijimos el primer día hay que pasar de las palabras a los hechos. Lamentablemente algunos políticos son expertos en hablar más que en actuar.