Cada año que pasa se está evidenciando un comportamiento social que convierte el puente de la Constitución, sobre todo si los dos festivos (incluida la Purísima) caen en días laborables, en el auténtico líder del consumismo de invierno. Una febril actividad viajera vuelve a desarrollarse, a la cual muchísimos ciudadanos dedican más dinero que a las compras navideñas o incluso a las rebajas. El puente de esta semana es sinónimo de evasión, preferentemente a capitales europeas y destinos españoles, que son los que mejor conectados están con las Pitiusas. Para cada vez más ciudadanos de Balears tal comportamiento se ha convertido en una tradición, al igual que para infinidad de ciudadanos de la Península.

Puente
Probablemente, ningún otro país vive un fenómeno semejante al español: aprovechar la celebración de la norma de convivencia fundamental para dedicarla a la escapada viajera. Fechas semejantes implican actos importantes en otros lugares, como puede ser el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, que conmemora la llegada de los primeros peregrinos-emigrantes a las costas norteamericanas y la constitución del primigenio núcleo de sociedad civil que con los años se convertiría en los Estados Unidos. En tal fecha se reúnen las familias y los amigos. Los medios de comunicación se vuelcan y en todas partes se cantan himnos patrióticos. Honran a sus orígenes. Aquí, la obsesión es coger un avión y partir lejos aprovechando dos festivos casi seguidos, algo muy poco usual en otros países.

Fecha señalada.
Tras casi cuatro décadas de Constitución, la celebración de este año será mucho más importante por el conflicto de Cataluña, aunque parte de la ciudadanía de Balears aproveche estos días festivos, como siempre, para salir de viaje. Esta ‘fiebre’ por salir y desconectar es tremendamente rentable para aerolíneas, agencias y hoteles. Todo tiene su lado positivo y es evidente que el ocio es cada vez más un potente motor económico.