La presidenta del Govern, Francina Armengol, no ha aceptado la propuesta de Més per Mallorca para sustituir a Biel Barceló al frente de la Conselleria de Turisme. El nombre que ha planteado Més es el de Bel Busquets, diputada de Més per Mallorca, un partido que no se ha caracterizado desde su creación por defender el turismo. Por el contrario, Més per Mallorca siempre ha destacado los inconvenientes de la actividad turística en lugar de subrayar que el turismo ha servido para relanzar la economía balear. La Conselleria de Turisme debe pasar a manos del PSOE, un partido que sí entiende la importancia del turismo, y no de dirigentes políticos que ni creen en el turismo ni, previsiblemente, hagan nada para mantenerlo y potenciarlo.

Inexplicable.

Ya fue sorprendente que Armengol aceptase al principio de legislatura que Biel Barceló ocupase la Conselleria de Turisme, si bien el vicepresidente dimisionario tenía un perfil algo más moderado que sus compañeros Bel Busquets o David Abril, entre otros dirigentes que han destacado por defender líneas argumentales en contra del turismo. Por este motivo, Armengol debería plantear una remodelación de gobierno en la que la Conselleria de Turisme deje de estar en manos de Més y que sea un dirigente socialista el que la gestione. El nombre de Bel Oliver, diputada socialista y con experiencia en el sector, parece mucho más idóneo que el de Busquets, que no conoce la industria turística. Llegada a la actual situación, con un Més per Mallorca dividido, parece que ha llegado la hora de que Armengol asuma el papel de presidenta y que sea ella la que decida los miembros de su gobierno. El sector turístico no está para nuevos experimentos ni para nombrar consellers que se dedican a premiar con contratos a amiguetes o que se van de vacaciones ‘gratis total’ invitados por empresas.

Ha llegado el momento de actuar con responsabilidad e intentar acabar la legislatura con una cierta moderación. La imagen que da el Govern no es precisamente la mejor para generar estabilidad entre el sector turístico. Por eso Armengol debe ejercer de presidenta y no aceptar imposiciones de socios que han demostrado que no pueden gestionar la Conselleria de Turisme.