El respeto es la base del buen funcionamiento a nivel social y personal. Practicar los buenos modales y ser respetuoso es indispensable, pues la buena educación es lo que marca la diferencia. ‘Por favor’ y ‘gracias’ son dos palabras, aunque no lo crean, mágicas, que sin lugar a duda, nos abren muchas de las puertas a las que llamamos durante nuestra vida. A todos nos gusta que nos hablen con respeto, que nos pidan permiso y que nos den alguna muestra de agradecimiento, y quien diga lo contrario, es que no es humano. Esta es una costumbre que no debemos perder, o por lo menos yo no quiero perderla ya que es la base del civismo y de la educación en nuestra sociedad. ¿Qué nos cuesta pedir permiso? ¿Qué nos cuesta saludar con una sonrisa? ¿Qué nos cuesta tratar a la gente con amabilidad? Estos pequeños detalles son los que marcan la diferencia. Debemos esforzarnos por inculcar estos valores en nuestros niños. A nuestra pequeña hija intentamos inculcarle la importancia de las palabras mágicas y poco a poco le vamos inculcando el ser amable con los demás. Que sea agradecida y generosa, eso no la hará ser más tonta… le ayudará a mejorar la relación con aquellas personas que nos rodean, y a la vez, le ayudará a sentirse bien con ella misma. ¿Cómo inculcarlo? Pues dando ejemplo, ¡por supuesto! Estableciendo límites claros que no violen las libertades de los demás. Ser amables y ser nobles fortalece nuestras cualidades como personas. Pues de alguna forma, la educación que promovemos con nuestros hechos revierte en buenos actos hacia nosotros. Algunos ejemplos muy claros que me gustaría ofrecerles, son básicos, como: decir por favor o gracias, saludar, no hablar cuando no es nuestro turno, no estar con el móvil mientras nos hablan, no invadir el espacio personal de los demás, ni tampoco su intimidad, pedir perdón cuando herimos o bien cuando hacemos algo mal, no discriminar a los demás, evitar juicios personales. Estos son solo algunos ejemplos de una infinita lista ilimitada y muy diversa. Son valores y es educación tratar con respeto a las personas que nos rodean y rescatar los buenos días, las buenas tardes y las buenas noches, así como la nobleza que se esconde detrás de la amabilidad.