El parque automovilístico en Balears no ha dejado de crecer en los últimos años y por primera vez se han superado el millón de coches en las Islas. De estos, el 40 por ciento son vehículos diesel. Estas cifras se conocen días después de que el Govern haya anunciado una ley que fijará un plazo para eliminar los vehículos diesel e implantar los coches eléctricos. Cualquier paso que suponga una mejora medioambiental debe aplaudirse, pero también hay que preguntarse los motivos por los cuales hay tantos vehículos privados y a qué se debe que el uso del transporte público sea tan reducido si lo comparamos con otras regiones europeas.

Las alternativas.
Durante muchos años el vehículo privado ha sido la única alternativa posible para ir de un sitio a otro en las islas. Es muy complicado, incluso ahora mismo, depender del transporte público para trasladarse. Los horarios son escasos, los precios altos, y en algunos casos ni existen rutas de transporte público. La situación evidentemente ha mejorado en la última década, pero aún se está muy lejos de una situación óptima que haga más práctico al ciudadano utilizar un autobús para trasladarse a su puesto de trabajo en lugar de usar su propio vehículo privado. Cualquier plan que implique reducir el uso del transporte privado está muy bienintencionado, pero poco realista. Al menos ahora mismo y teniendo en cuenta el retraso que en materia de transporte público se encuentran las Pitiusas, especialmente en Ibiza.

Con limitaciones, peor.
Por tanto, los globos sonda del Govern y también de los consells insulars, de plantear límites al transporte privado, debe llevar aparejado un plan realista y ambicioso de transporte público. En Mallorca quizás sí existen alternativas, pero Ibiza y Formentera están muy lejos de tener una buena red de transporte público. Ni siquiera una aceptable red viaria, como demuestra el índice de siniestralidad. Cualquier debate que se haga sobre limitar el número de coches en las islas debe tener presente esta situación, una vez que los carriles bicis que tanto reclamaron los ecologistas hace años, no son una alternativa real. Queda mucho camino por hacer antes que prohibir el uso del vehículo privado.