El Consell de Formentera ha anunciado de forma sorpresiva que renuncia a su proyecto del acceso al Cap de Barbaria, que incluía la instalación de un chiringuito con quince mesas y sombrillas, alquiler de bicis y baños públicos. El conseller de Mobilitat, Rafael González, ha admitido que una parte de la población entiende que este montaje podría provocar una presión humana perjudicial para el mantenimiento de un espacio tan simbólico para la isla de Formentera. Por ello se suspende el proyecto y, dicen, lo aplazan hasta el año que viene.

Falta de consenso social y político.
Al gobierno insular le ha dado miedo impulsar un proyecto que puede provocar protestas de los vecinos. A falta de un año para las elecciones no es el mejor escenario para el gobierno de Jaume Ferrer, que como todo el mundo sabe ya tiene muchos frentes abiertos y no puede permitirse ni un lío más. Sorprende la postura de González. Ya que son tan dados a hacer consultas entre los ciudadanos, ¿no consideraban que este era un asunto importante para recabar la opinión de los vecinos en el Consell d’Entitats? ¿Pensaban ponerlo en marcha sin valorar que podría haber ciudadanos contrarios a la instalación de un chiringuito en el acceso a la finca sa Tanca d’Allà dins, que da acceso al Cap de Barbaria? Cuesta creer que incurriesen en una falta de previsión de semejante entidad.

Estudiar la viabilidad.
Desde este espacio de opinión se valoró hace varias semanas de forma positiva el proyecto de instalar un chiringuito en Cap de Barbaria, sobre todo porque era un servicio indispensable para todos aquellos visitantes que quieren conocer este lugar tan emblemático de Formentera. Que quien quiera visitar el paraje, tenga un sitio donde comprar agua, hacer sus necesidades y alquilar una bici para recorrer los 1.700 metros desde el acceso hasta el faro, es algo positivo. Pero es cierto que no pueden hacerse este tipo de proyectos sin tener garantizado el apoyo de los vecinos y hace bien el Consell de Formentera en dar marcha atrás. Es mejor rectificar a tiempo, madurar la idea, y relanzarla el año que viene con tranquilidad y mucho diálogo con los vecinos. De lo contrario se arriesga Ferrer y su equipo a tener un conflicto en un momento nada oportuno desde el punto de vista político.